Plantear nuestro problema es como escribir la Historia.
Tomo mucho en cuenta tu opinión, así que me quedo pensando en ella durante días, encuentro puntos en común con mi discurso. Lo analizo, lo investigo, lo compruebo.
Nunca tienes la razón pero me sigues haciendo ruido.
Por supuesto que necesito un espacio, y una agenda, y todo eso que me fabrico. Hago mucho y no te das cuenta. Me esfuerzo todos los días, pero no es suficiente para ti.
¿Sabes? Hablar contigo es lo opuesto a platicar con mi padre.
Papá me ayuda a creer que las decisiones que tomo son las correctas. Me ayuda a seguir caminando y no habla de mi vida como una pausa interminable.
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