Llevo mas o menos dos años temiéndole a la enfermedad, antes todo era muy sencillo, te dolía algo y te trataba un doctor, te cuidaban tus padres. Entre malas experiencias con médicos, diagnósticos apresurados y fugas de dinero en medicamentos a largo plazo he comenzado la paranoia de la salud. Mi garganta no mejora y ahora dependo de una sustancia para ser funcional, eso lo va a pagar mi hígado. Tampoco dejan de perseguirme las alertas, medievales u ochenteras, enemigas del deseo. Es terrible vivir amenazado.
Miedoso, sigo en Guadalajara. Nos han asaltado, llueve y se caen los árboles. El otro día hubo un incendio en mi edificio y los gatos escaparon, regresaron, pero yo sospecho que el espanto se llevó mis ganas de todo. Pienso, muy seguido, en una vida muy segura y americana, fast food, familias suburbanas y escritura creativa en algo como Texas o Nuevo México.
He tratado de aceptar mis condiciones y eso me ha llevado a dejar de salir de casa. Acá trabajo, a veces cocino y cuido a los gatos. Hay poco dinero, me paso los días despertando y durmiendo, desayunando y cenando. Quiero viajar y conocer otras personas, hablar de otras cosas y quitarme la ansiedad.
Temores a perder la vida, la salud y las propiedades, también tengo miedo de decir algo estúpido y perder el respeto.
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