Camino solo. Mis amigos regresan a sus casas y no tengo interlocutores. Me siento tonto, es una ciudad muy grande y conozco poca gente. El poco dinero que tengo me pone las cosas difíciles. Me hacen falta horas y manos, volví al trabajo y espero eso solucione mis carencias. Si hago el largo viaje veré a papá y a mi familia, sin embargo, podría pasar Navidad en mi piso con el gato para dedicarme a leer y escribir. Estoy seguro de que me gana la ternura.
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